Las diversas propuestas formativas se fundamentan en los siguientes enfoques pedagógicos y de la formación, de acuerdo con los nuevas conceptualizaciones y paradigmas de la formación continua y del aprendizaje profesional de los docentes:

a. El desarrollo profesional del docente (DPD)

Las propuestas de Formación Docente Continua se enmarcan en los enfoques del desarrollo profesional docente, al entenderlo como un proceso de formación integral, permanente y sostenido a lo largo del tiempo que se articula con la formación inicial y se produce a lo largo de toda la trayectoria docente.
El enfoque del desarrollo profesional implica una visión sistémica e integral del aprendizaje y la actualización de los y las docentes en la que son protagonistas individuales y colectivos, partícipes activos y activas en la definición de los recorridos, tramos, agendas y problemáticas de la formación.

De este modo, el DPD integra diversas y variadas experiencias formativas que contribuyen a mejorar la calidad de la docencia y renovar el compromiso profesional de educadores y educadoras con su tarea, para enriquecer las experiencias y logros académicos de los y las estudiantes y participar del cambio de las instituciones educativas.

b. Las capacidades profesionales y la reflexividad de las prácticas docentes.

En consonancia con lo establecido por los Lineamientos Curriculares Nacionales (Res. CFE Nº 24/2007) y el Marco Referencial de Capacidades profesionales de la Formación Docente Inicial de la Nación (Res. CFE Nº 337/2018), las propuestas formativas que se presenten en la jurisdicción deberán apuntar a la formación de capacidades docentes.

Estos lineamientos definen a las capacidades como construcciones complejas de saberes y formas de acción, orientadas a la intervención en las situaciones educativas. Las capacidades permiten llevar adelante la tarea de enseñar y promover aprendizajes, resolver problemas de manera individual y como parte del equipo institucional.

Las capacidades y competencias profesionales se orientan a la intervención en la práctica (del aula, institucional, comunitaria, curricular, etc.) y a generar el criterio pedagógico para la acción en aquellas zonas de incertidumbre, en las cuales el conocimiento formal, técnico, los esquemas previamente interiorizados, resultan insuficientes o poco eficaces para lograr los propósitos educativos.

Este concepto se articula con la noción de desarrollo profesional docente como un proceso continuo de mejora progresiva de la práctica y, con los enfoques que proponen una formación situada.

Se valoriza la reflexión sobre las prácticas como aspecto clave que deben integrar los enfoques de las propuestas formativas.

c. La formación situada y el aprendizaje colaborativo

La formación docente situada implica pensar propuestas de formación centradas en la escuela desde la concepción del aprendizaje situado, dando lugar a iniciativas arraigadas en las necesidades y problemáticas de las instituciones; permitiendo la transferencia y el aprendizaje docente en los contextos singulares y reales de desempeño, en las situaciones específicas de enseñanza. Ello a los fines de pensar en modos particulares de hacer en cada escuela y equipo docente.

La formación situada permite articular el desarrollo de competencias docentes y el DPD; la mejora de los aprendizajes de los y las estudiantes; tareas de acompañamiento pedagógico en las instituciones; los procesos de cambio educativo y; la investigación y producción de conocimiento.

Se busca que la institución y/o red educativa, liderada por el equipo directivo, se convierta en el espacio por excelencia del desarrollo profesional y aprendizaje docente. Su propósito principal es lograr que cada institución educativa cree comunidades de práctica y aprendizaje profesional.

Por último, el aprendizaje colaborativo plantea el trabajo horizontal entre formadores y formadoras, especialistas y docentes, revaloriza los saberes de la acción y la experiencia local de cada docente.